Durante algunos actos públicos, el príncipe William (40) no solo ha demostrado que comparte algunas cualidades y parecidos a su madre, la princesa Diana, sino que también adoptó una vieja costumbre de ella. El futuro rey de Inglaterra suele usar dos relojes, uno en cada muñeca.
El príncipe de Gales es uno de los miembros de la Familia Real Británica que más compromisos reales tiene, por lo que constantemente está rodeado por cientos de fotógrafos y medios de comunicación para informar los pormenores de cada evento, pero últimamente William llamó la atención de sus seguidores al notar que en cada una de sus muñecas llevaba un reloj diferente.
Pese a lo que la gente podría pensar, una de estas piezas tiene un valor muy sentimental para el príncipe. Se trata de un Omega Seamaster 300m, una joya que le obsequió su madre y que ha llevado por más de 20 años sin que este pierda su uso. Además, de esta manera, el heredero al trono puede tener a Lady Di cerca de él.
Sin embargo, en su muñeca derecha, William ha mostrado un diseño práctico muy común entre los deportistas y más moderno. Un Garmin Forerunner 245, un smartwatch con GPS que realiza un seguimiento de las estadísticas de quien lo lleva y que ofrece un procesador de datos que da detalles de su rendimiento, técnica, entrenamientos e, incluso, objetivos personales.
Así no esté realizando deporte, el Garmin Forerunner 245 monitoriza la salud del príncipe, ya que detecta la frecuencia cardiaca, incluso cuando se está en reposo, la saturación de oxígeno y el envío de alertas anómalas. En todo momento, también cuenta los pasos y las calorías quemadas.
Por su parte, Diana llevó dos relojes a la vez en varias ocasiones, pero a diferencia de su hijo, ella los usó en la misma muñeca. En 1981, poco antes de su boda con el entonces príncipe Carlos (74), Lady Di fue captada en un partido de polo con dos joyas; una suya y otra del primogénito de la reina Isabel II.
Dos años después, la fallecida princesa repitió la misma fórmula en otro campeonato que disputaba el actual rey de Inglaterra. En ese momento, Diana explicó que solo era un gesto necesario para resguardar la joya de su marido mientras él montaba a caballo.
