El príncipe Harry y Meghan Markle tenían un acuerdo con el Palacio de Buckingham para vivir sin pagar alquiler después de renovar el contrato con Frogmore Cottage al dejar la realeza. La idea era que la propiedad que les quitó el Rey Carlos III hace un par de semanas fuera su centro de operaciones en el Reino Unido.
La pareja gastó tres millones de dólares del dinero de los contribuyentes en la renovación de la vivienda, dinero que posteriormente reembolsaron al Estado cuando dejaron la realeza y se fueron a vivir a Norteamérica.
La expectativa era que pagaran un valor comercial por la renta de la propiedad situada en los terrenos de Windsor después de dejar sus tareas con La Firma en 2020. Pero hubo un acuerdo en virtud del cual el dinero reembolsado por la reparación eliminó cualquier otra obligación financiera.
Según informa The Mail on Sunday, con un valor de alquiler anual estimado de entre 150 mil y 230 mil libras esterlinas, los Sussex se ahorraron £690 mil en los últimos tres años, lo que equivale a 900 mil dólares aproximadamente.
Un portavoz de Buckingham explicó que "el duque y la duquesa de Sussex hicieron una contribución de 2,4 millones de libras esterlinas a la subvención soberana que cubrió la remodelación de Frogmore Cottage. Han cumplido con sus obligaciones financieras en relación con la propiedad. En línea con la práctica habitual para el informe de Subvención Soberana, el tratamiento contable fue examinado y aprobado por la Oficina Nacional de Auditoría y el Tesoro".
Luego agregó que "al igual que con cualquier acuerdo de este tipo entre el propietario y el inquilino, los detalles adicionales sobre los arreglos de arrendamiento de los Sussex serían un asunto privado". En los balances de 2020 y 2021, el dinero figura como "ingresos por alquiler" y "recargas por funciones y otros ingresos". Al año siguiente, la tercera cuota aparece como "ingresos diferidos en el pasivo corriente".
Según expertos contables, es la práctica habitual que usan los auditores para equilibrar la cuentas y llegar a los valores netos entre ingresos y egresos.
La pareja fue desalojada por orden del Rey Carlos III y la propiedad fue ofrecida al Príncipe Andrés, quien posiblemente deba abandonar el Royal Lodge donde vive.