A mediados del 2000, al poco tiempo de haber salido del colegio Eton, el príncipe William se tomó un año sabático y estuvo en el sur de Chile, donde tuvo que cortar leña, ejercer labores como carpintero y amasar pan, entre otras cosas.
El heredero al trono del Reino Unido formó parte de la operación comunitaria Raleigh, donde fue uno más dentro de un centenar de estudiantes británicos que estuvieron dando ayuda social en la región de Aysén, distante a 1.500 kilómetros al sur de Santiago de Chile.
William estuvo en la Patagonia chilena antes de ingresar a la Universidad de St. Andrews, donde conoció a su esposa, Kate Middleton. Curiosamente, la actual princesa de Gales también estuvo en el sur de Chile por los grupos de Raleigh, pero cuando aún no conocía al hijo mayor de Carlos y Diana.
El Príncipe estuvo 10 semanas como voluntario en Chile, donde participó en proyectos sociales de la Corporación Nacional Forestal. La presencia de William no consideró despliegues policiales especiales y solo contó con la seguridad privada propia de los integrantes de la realeza que pasó completamente inadvertida.
William Wales, como le llamaron, tuvo que cortar leña, lavar ropa, cocinar para sus compañeros, hacer pan amasado, pintar casas y enseñar inglés a los niños de un colegio rural.
En una entrevista con la AP hecha en Caleta Tortel, William dijo que "estoy feliz de hacer algo diferente y me encanta que aquí no hay nadie que me persiga", como alusión al acoso periodístico que sufría en el Reino Unido. El viaje a Chile se produjo tres años después de la muerte de su madre, la princesa Diana de Gales.
William se levantaba a las 6.15 am y debía prender una estufa a leña y preparar el desayuno. Pernoctó en una sede social junto con 16 personas, donde dormían sobre una alfombra y disponían de solo un baño.
El Príncipe también participó en la construcción de una pasarela de madera para facilitar el tránsito de los lugareños en Caleta Tortel. Según los obreros, William cargó materiales de hasta 60 kilos al hombro y en ningún momento se quejó del trabajo.
El Príncipe Harry también tuvo un año sabático, donde se dedicó a trabajar en una granja ganadera en Australia y después estuvo en Botsuana, según lo describió él mismo en el libro Spare.