Érika Ortiz Rocasolano, la hermana menor de la reina Letizia (50) falleció en 2007 a los 31 años de edad, justo en el momento en el que parecía que las cosas mejoraron para ella. Su suicidio destrozó a toda su familia, en especial a la monarca, quien siempre mostró una imagen protectora sobre su hermana pequeña.
La tragedia de su muerte selló desde entonces la vida de Letizia y Telma Ortiz (49), la otra hermana de la reina consorte de España. Érika, a la que siempre protegieron en lo posible, mantenía una imagen de vulnerabilidad desde muy pequeña, lo que le provocó ataques de ansiedad cuando era adulta, situación de la que sus hermanas quisieron protegerlas.
Aunque Letizia deseaba estar más cerca de hermana más pequeña, sus labores como la entonces princesa de Asturias se lo impedían, ya que en ese momento debía cumplir con algunas obligaciones reales que le tomaban gran parte de su tiempo.
De acuerdo con algunos medios españoles, la esposa del Rey Felipe VI (55) no logró recuperarse del fallecimiento de su hermana hasta el día de su coronación en 2014, donde tuvo que reponerse para la presión pública y sus mayores retos al frente de la Corona española.
Érika, que estudió Bellas Artes, nunca pudo desarrollar su faceta artística, aunque las pocas personas que conocieron sus obras aseguraban que la joven tenía talento, sin embargo, su timidez ante el público le impidió que más personas disfrutarán de su trabajo.
La joven fue siempre descrita como la más sensible y cariñosa de las tres hermanas, de hecho, se dice que Érika fue la que más demostraba su generosidad ante los demás, a diferencia de Letizia y Telma. La fragilidad que tenía Érika la acompañó durante los últimos años de su vida.