La princesa Charlene (44) y el príncipe Alberto II de Mónaco (64) se despidieron este miércoles del arzobispo emérito Bernard Barsi, quien falleció a los 80 años luego de haber sufrido un fatal ataque cardíaco severo.
La pareja llegó a la catedral de San Nicolás de Mónaco con los rostros inundados de tristeza por la pérdida de quien consideraban uno de sus más queridos amigos. Como siempre, Charlene se convirtió en el centro de las miradas, ya que pocas veces se le había apreciado vistiendo de luto.
La princesa lució un atuendo totalmente en negro que consistía en pantalones y suéter cuello alto negro junto a una chaqueta tipo sobretodo y zapatos puntiagudos de tacón fino. Charlene de Mónaco disimuló su corta melena rubia con una mantilla de encaje negro y unos guantes. Su marido, Alberto de Mónaco, vistió un traje muy formal en negro con una camisa blanca.
El arzobispo estaba muy unido a la familia, pues ofició algunas de las ceremonias más relevantes de la realeza de Mónaco, como lo fue la boda religiosa de Alberto II y Charlene en el Palacio del Príncipe el 2 de julio de 2011 ante 400 invitados.
Una ceremonia en la que la novia vistió de Giorgio Armani y de la que quedó para la historia por su semblante serio con las lágrimas, la prensa la denominó en su momento como “novia a la fuga”, ya que según algunos rumores Charlene había cambiado de idea y trató de huir de Mónaco antes de dar el ‘sí, quiero’ a Alberto.
Tres años y medio después del enlace nupcial nacieron sus únicos hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, que ahora tienen 8 años y la pareja real quiso que el arzobispo bautizara a los príncipes en mayo de 2015.