Uno de los hechos de los que Meghan Markle se ufana es de haberle quitado la comida chatarra a su esposo, el Príncipe Harry.
Hoy está sumando a eso el esquema de alimentación de sus hijos, Archie y Lilibet, de tres y un año, respectivamente, en tiempos donde es difícil que los niños puedan abstraerse de los azúcares y las grasas saturadas.
Meghan logró que sus hijos sean fanáticos de las verduras verdes y no necesita esconderlas dentro del plato. De hecho, Archie y Lilibet reclaman cuando no hay color verde en su comida.
Según cercanos a los Sussex, Meghan tiene un huerto dentro de la mansión de Montecito, además de un gallinero. Uno de los panoramas de los pequeños es ir a cosechar frutas y verduras y recoger los huevos, con el fin de que sea su colaboración para la comida. La motivación le ha funcionado perfectamente.
En el podcast "Archetypes", Meghan estuvo con las activistas Jameela Jamil y Shohreh Aghdashloo y les comentó que "esconder las verduras en la comida de los niños y no te das cuenta del valor nutricional que tiene". Y luego agregó: "Menos mal que no debo hacer eso porque a mis hijos les encantan las verduras".