Cuando Meghan Markle, ex estrella de "Suits" y ex bloguera, se casó con el príncipe Harry hizo historia no solo por ser la primera afroamericana en emparentarse con un miembro de la familia real o por haber sido la novia de mayor edad de los Windsor. Era la primera millonaria formada a sí misma en haber llegado hasta ahí.
A diferencia de Sophie Rhys-Jones, Camilla Parker-Bowles y Kate Middleton, las tres novias de Windsor que la precedieron en el altar, Meghan tenía una carrera exitosa y un buen saldo en su cuenta bancaria.
Su decisión de unirse a las filas de la Corona se interpretó como un cuento de hadas del siglo XXI, con un tono feminista y reivindicador.
Tras abdicar a la corona, a comienzos de 2020, Meghan decidió emprender una nueva vida junto con Harry en California sobre la base de los méritos y no por la herencia real. Pese a los millonarios contratos que suscribieron con Netflix y Spotify, los Duques de Sussex no han podido tener éxito en los proyectos que se han propuesto.
Netflix, el último portazo
El lunes pasado se supo que Netflix le bajaba el pulgar a "Pearl", la serie animada en la que Meghan había estado trabajando con todo su ímpetu. Si bien la declaración pública del gigante del streaming habla de que todavía consideran a Archewell Productions como "un socio valioso", muchos especulan que el interés está dado en el contenido exclusivo que los Sussex podrían obtener de la realeza británica.
Este hecho viene a alimentar una serie de datos concretos: los proyectos que ha desarrollado Meghan desde que abandonó la realeza han sido un fracaso.
Los proyectos de los Sussex
En junio de 2020 se anunció que Harry y Meghan se habían registrado en la Agencia Harry Walker para dar charlas. Ninguno de los dos ha realizado ningún tipo de evento de conferencia o charlas corporativas.
En septiembre del mismo año, los Sussex anunciaron el millonario contrato con Netflix por 140 millones de dólares. En 21 meses anunciaron la cancelada Pearl y el documental sobre su campeonato deportivo para militares heridos llamado "The Heart of Invictus" que se grabó hace dos semanas en La Haya.
En diciembre de 2020 firmaron con Spotify y aún no salen al aire los "Arquetipos" de Meghan, un nombre que quiso registrar como propio pese a que aparece hace siglos en los diccionarios.
Lo que sí vio la luz fue "The Bench", el primer libro de Meghan, hecho para niños y que se publicó en julio del año pasado. Estuvo en la lista de los más vendidos del New York Times durante tres semanas antes de desaparecer. Ni siquiera una lectura con niños de Harlem y presencia masiva de prensa en septiembre pasado ayudaron a reinstalar el título en las listas.
Cuando la ex estrella de "Suits" cumplió 40 años lanzó una tutoría benéfica llamada 40x40. Se anunció con un video donde aparecía Melissa McCarthy y un cameo de Harry haciendo malabarismo. El lanzamiento tuvo cobertura, pero del proyecto nunca más se supo.
¿La marca de los Sussex?
La reaparición pública de Meghan y Harry en los Juegos Invictus permitió dimensionar su carisma, que sigue siendo atractivo y muy superior al de, por ejemplo, el Príncipe William y Kate Middleton.
“Meghan realmente no tiene una marca… Sientes que se está aferrando un poco a lo que sea que sea el tipo de preocupación de Twitter del momento”, dijo la biógrafa real Tina Brown en una entrevista con el "Washington Post".
“Son las vacunas, es Ucrania, son los derechos de las mujeres, es mi 40 cumpleaños, tengamos un programa de tutoría. Nada realmente va a ninguna parte para Meghan”, agregó.
La pregunta es: ¿Meghan realmente importaría tanto sin sus conexiones reales?
Antes de que apareciera Harry, Meghan tenía éxito, fama y fortuna, pero no era una personalidad global. Su mayor impacto en los últimos dos años fue en la controvertida entrevista con Oprah Winfrey, en donde habló de... la realeza.