Meghan Markle, la duquesa de Sussex, sorprendió al mundo en 2018 con su elección de vestido de novia para su matrimonio con el príncipe Harry. A pesar de los rumores de que habría seleccionado a Ralph & Russo, Burberry u Oscar de la Renta como diseñadores de su vestido de novia, Meghan eligió la marca francesa de moda de lujo Givenchy.
En 2017, Meghan conoció a Clare Waight Keller, directora artística de Givenchy. Keller, la primera mujer en ocupar ese puesto en la casa de moda, fue nombrada en ese mismo año. Como defensora acérrima de la igualdad de género y feminista, la decisión de Meghan de respaldar públicamente a una diseñadora femenina no fue una sorpresa.
Pero el estilo sencillo del vestido también fue parte de la razón por la que Meghan eligió a Givenchy para su gran día. Meghan elogió el talento artístico de Keller y la alabó por su “estética elegante, sastrería impecable y actitud relajada”, según el Palacio de Kensington.
Keller y Meghan trabajaron juntas para producir un diseño simple. A pesar de la aparente simplicidad del vestido en comparación con los vestidos de novia reales anteriores, fue el resultado de muchas horas de meticuloso y detallado trabajo artesanal.
Para el vestido, Keller creó un material de cady de seda doblemente unido en blanco puro que le dio un aspecto contemporáneo y mate. Dado que Meghan ha usado ropa con escotes similares durante otros compromisos oficiales, no fue sorprendente que eligiera un vestido con escote bateau.