El príncipe Harry estuvo solo 28 horas y 42 minutos en el Reino Unido, casi el mismo tiempo que tardó en los viajes de ida y vuelta desde California, para presenciar la coronación de su padre, el rey Carlos III. El operativo le permitió llegar a tiempo a la celebración del cuarto cumpleaños de su hijo mayor, el príncipe Archie.
Después de la ceremonia de coronación, el duque de Sussex salió raudo desde la Abadía de Westminster. Tras una breve despedida, fue acompañado por una escolta de la policía metropolitana y se dirigió directamente al aeropuerto de Heathrow.
El avión comercial de British Airways despegó rumbo a California antes de que su padre y su madrastra terminaran de tomarse los retratos oficiales recién coronados. El vuelo llegó al aeropuerto internacional de Los Angeles a las 18:30 hora local (3.30 am del domingo en Londres).
En la terminal aérea californiana lo esperaba un chofer en un Range Rover SUV negro, que lo trasladó a Montecito, distante a 150 kilómetros del aeropuerto, donde llegó cerca de las 20:30.
Harry estuvo en la tercera fila en la Abadía de Westminster para presenciar la coronación de su padre. Por momento, el duque quedó oculto detrás de las plumas del sombrero de su tía, la princesa Ana.
Al finalizar, Harry fue conducido en un BMW eléctrico por una escolta de la Policía Metropolitana al aeropuerto de Heathrow, donde llegó directamente a la suite Windsor de la terminal 5. El esposo de Meghan Markle lucía su traje de etiqueta y las medallas militares.
Harry llegó al Reino Unido el viernes en un vuelo regular de American Airlines. El sábado por la mañana salió de Frogmore Cottage, la casa dentro de los terrenos de Windsor que compartió con Meghan y de la que fueron despojados por orden del Rey Carlos III, antes de las 9:30 a.m. en un BMW con ventanas oscuras.
Entró muy sonriente a la Abadía de Westminster junto a sus primas Zara Tindall y las princesas Beatriz y Eugenia.