El Rey Carlos III ha disfrutado de una ventajosa luna de miel de popularidad desde septiembre pasado, cuando falleció la Reina Isabel II.
Su discurso televisivo cuidadosamente ensayado después del deceso de la soberana. y que tenía detalladamente preparado desde hace cuatro años, le significó elogios de todo el mundo.
También tuvo fortuna de que Camila fuese aceptada por los británicos, pese al basureo de los años previos. Aunque vale decir que fue la Reina Isabel II quien le dio un empujoncito con un discurso en cadena donde le solicitó al pueblo que la aceptaran como reina consorte cuando ella no estuviera.

Según el biógrafo Tom Bower, esa transformación no fue una casualidad. El escritor dice que "hubo una astuta manipulación de los medios de parte del actual Rey para lograr la aceptación pública de su esposa".
Camila es un apoyo grande para el Rey. Al mismo tiempo, Buckingham promociona a William y Kate como "el futuro de la monarquía".
La tarea pendiente del monarca es explotar su popularidad en la coronación, pero hay un punto que lo complica: que el príncipe Harry y Meghan Markle empañen el día más importante de su vida. Por eso los invitó a Londres. Según Bower, "quiere tenerlos a la mano y bajo control porque, paralizado por el miedo y la indecisión, Carlos no ha logrado reprimir el vil vitriolo de los Sussex", explica Bower.