Muchos de los fanáticos de la realeza festejaron la medida del Rey Carlos III de correr al Príncipe Harry y a Meghan Markle de la propiedad de Frogmore Cottage. Los fieles súbditos sentían que era lo justo después de todas las revelaciones hechas por los duques de Sussex acerca de la intimidad de la familia real, algo que consideraban una traición.
Pero, diversos analistas y expertos en realeza dicen que esta decisión del Rey Carlos III podría tener un efecto boomerang, especialmente porque podría caer mal en un sector mayoritario de los fieles más fieles: los nostálgicos de la Reina Isabel II.
Los duques de Sussex quedaron "atónitos" cuando los desalojaron del terreno de Windsor por dos razones: fue inesperado y porque no entendían cómo era posible que la casa que les dio como regalo de bodas la Reina Isabel II ahora se las quitaban.
Según la doctora Tessa Dunlop, historiadora de la realeza, "el movimiento del Rey ha ido en contra de su difunta madre, la Reina, quien trató de mantener a Harry a bordo y lo hizo desde una óptica que es terrible".
En declaraciones a Mirror dijo: "El príncipe Harry acababa de lanzar varias granadas de mano verbales contra su familia y la antigua institución a la que pertenecía. Pero lo hizo desde una posición de debilidad, por fuera, con dolor y sintiéndose marginado. Una monarquía confiada, de hombros anchos, habría capeado la tormenta. Con una coronación a la vuelta de la esquina, el Rey tiene pescado más grande para freír".
"En cambio, desalojar a la pareja del generoso regalo de la Reina de Frogmore Cottage por orden del Rey Carlos III es algo que va directamente en contra del estilo conciliador de Su difunta Majestad", agregó.
Tessa le añade otro factor al tema: "Peor aún, ha combinado el problema de los Sussex con el del príncipe Andrés al pedirle que se mude a Frogmore Cottage. Fue un gran error. La óptica es terrible. La difunta reina se esforzó por mantener a Harry a bordo. Frogmore Cottage fue parte de ese paquete. También fue indulgente con Andrés".