El responsable del glorioso funeral de Estado de la Reina Isabel II es el duque de Norfolk, Edward William Fitzalan-Howard, de 65 años, un católico acérrimo que se divorció, que también fue piloto de carreras y que se preparó meticulosamente para la especial ceremonia durante dos décadas.

Lejos de poder tomarse un descanso o irse de vacaciones, deberá retomar las labores para una labor similar o más compleja aún: la coronación del Rey Carlos III el próximo año.

Fitzalan-Howard viene una familia que durante 350 años ha tenido condes. Él heredó la condición tras la muerte de su padre hace 18 años. Su cargo es el de Conde Mariscal (Earl Marshall), que es el responsable de la supervisión los funerales de los miembros de la familia real, las coronaciones de los monarcas de Gran Bretaña e incluso las aperturas estatales del parlamento.

Los reyes con el duque de Norfolk.

Su abuelo, Bernard Fitzalan-Howard, el duque de Norfolk número 16 de la historia, estuvo a cargo de la coronación de la Reina Isabel II, en 1953, del funeral de estado de Winston Churchill, en 1965, y la investidura de Carlos como Príncipe de Gales en 1969.

"Eddie" tuvo que ver la planificación y ejecución de la despedida más majestuosa de un soberano que se recuerda. Fueron dos mil personalidades invitadas, incluidos el rey Carlos III y la familia real británica, emperadores, reyes y reinas, primeros ministros, presidentes y miembros del público, incluidos héroes de guerra condecorados. Todos ellos asistieron a la Abadía de Westminster para el funeral de estado.

La ceremonia movilizó a dos millones de personas que abarrotaron las calles de Londres dentro de un anillo a cargo de Scotland Yard y que involucró a miles de oficiales de policía de todo el Reino Unido. Fueron 15 kilómetros a través de la capital que rodearon la solemne procesión militar que condujo el ataúd de la Reina Isabel II desde la Abadía a través de Whitehall, por The Mall, Constitution Hill hasta llegar a Wellington Arch.

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Eddie ya está trabajando para si siguiente tarea que promete ser tanto o más multitudinaria que la que ya realizó.

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