El retorno de los Duques de Sussex a su hogar en Montecito, en el condado de Santa Barbara, California, fue sorpresivo no porque fuera antes que concluyera el Jubileo de Platino. Lo que impactó fue que el príncipe Harry y su esposa Meghan tuvieron una única y exclusiva aparición en los festejos oficiales de los 70 años en el trono de la reina Isabel II.
La familia de los Sussex tomó el avión de regreso incluso antes de que comenzara el desfile que dio por concluido el festejo de la realeza británica. Fuentes del Palacio de Buckingham aseguraron que la pareja estaba abordando el vuelo que los llevó de retorno a su hogar una hora antes de que se diera por iniciada la ceremonia de clausura (Jubilee Pageant).
La pareja, que se ha alejado de los protocolos de la realeza por decisión propia, fue trasladada al aeropuerto desde Frogmore Cottage en Windsor, donde se alojaban cuando arribaron el miércoles 1 de junio al Reino Unido, siendo escoltados por el equipo que se encargó de su seguridad.
Aun cuando la vez que aparecieron estuvieron en un segundo plano protocolar, muchos esperaron que Harry y Meghan llegaran cuando la reina Isabel II se asomara al balcón del Palacio de Buckingham. Pero no sucedió así: los Duques de Sussex pasarán a la historia del Jubileo de Platino sólo por su presencia en el servicio de Acción de Gracias.
El duque, la duquesa y sus hijos se volvieron a desentender del programa oficial y partieron desde el aeropuerto de Farnborough, al oeste de Londres, exactamente una hora antes de que se iniciara el Jubilee Pageant, remarcando la distancia con el tradicionalismo real.
En el regreso a tierra estadounidense, que se produjo alrededor de las 6 de la tarde, no se pudo divisar al mayor de los hijos, Archie, pero sí al equipo de asistentes de la pequeña Lilibet cuando estaba siendo descargada del avión privado.
De esta manera, los Duques de los Sussex se perdieron la fiesta de clausura que congregó a aproximadamente 18 millones de personas, que esperaron verlos aunque fuera para despedirlos.