La imagen quedó anclada en la memoria de millones de espectadores. La fiel pony de la reina Isabel II se asomaba desde el costado del camino a darle el último adiós a Su Majestad, la misma persona que la cuidó y montó durante los últimos 15 años.
Han sido miles las preguntas que le han llegado a los responsables de la salud de "Emma" sobre su condición y cuánto le ha afectado no volver a ver a quien la acompañó durante una década y media en largos y tranquilos paseos.
El palacio real de Buckingham no quiso dejar en la incertidumbre a los miles de fieles amantes de los animales y, en especial, de los caballos, tal como fue en vida la reina Isabel II. Por tal razón, la cuenta de Instagram subió una nueva fotografía de la pony bautizada por la monarca como "Emma".
La publicación no se refirió al puntual estado de salud del equino, sin embargo precisó que "Emma seguirá siendo muy querida y cuidada en Royal Mews, Windsor, y su pequeño y dedicado equipo la ejercitará regularmente".
El comunicado de palacio señaló, a modo de dato, la importancia que tenía la pony en parte de la vida desconocida de la fallecida monarca: "Durante los últimos quince años, la reina Isabel montaba regularmente a Emma para hacer ejercicio ligero en los terrenos que rodean el Castillo de Windsor, durante el tiempo privado de Su Majestad".
Caballo de la reina Isabel II tiene 26 años
Emma tenía 8 años cuando fue adquirida por la reina en 2004. Su nombre completo es Carltonlima Emma y compitió en varios torneos de exhibición hasta que se jubiló de las competencias en 2007. Estuvo presente en tres desfiles, para el Jubileo de Diamante, los festejos por los 90 años de la monarca y para su Jubileo de Platino, en junio pasado.
El pasado 19 de septiembre se sumó a la masiva despedida que tuvo Isabel II. La pony rindió un conmovedor homenaje a Su Majestad durante la Procesión Ceremonial en Windsor, antes del último oficio religioso en la Capilla de San Jorge, cuando se apostó a un costado del camino por donde se dirigía el cortejo fúnebre.
"Emma" se quedó tranquilamente parada en un espacio que se le dejó entre medio de miles de coronas y ramos de flores, acompañada de Terry Pendry, el gerente de los establos del castillo de Windsor desde hace 25 años. Una vez que pasó el ataúd, se retiró a su caballeriza.