¿Se imaginan tener 21 guaguas en un año? Algo así es la realidad de Kristina y Galip Osturk, una pareja formada por la joven rusa de 24 años y el empresario turco, de 56.
En total, la pareja tiene 21 hijos biológicos por vientre de alquiler, que nacieron entre el 2020 y principios del 2021. A este grupo se suma Vika, hija de Kristina y la única que ha llevado en su vientre, y los otros 8 hijos que tuvo Galip de su anterior matrimonio.
Tanto Galip como Kristina han dicho que podrían llegar a 105 bebés, aunque en el último tiempo ella ha reforzado la idea de que mejor va a esperar un poco para después seguir con el plan. Dice que antes de agregar más críos a su familia, dejarán que sus hijos actuales crezcan. También admite que cuidar de tantos niños a la vez es más difícil de lo que pensaba.
¿Cuánto les cuesta cada hijo?
El matrimonio vive en la ciudad costera de Batumi, Georgia, en un gran departamento de tres pisos frente al mar. Su vida puede seguirse por redes sociales (@batumi_mama) y tiene más de 160 mil seguidores con una actualización constante de las actividades de los 22 niños.
La joven rusa y su esposo han pagado cerca de 8 mil euros por hijo. Lo que suma alrededor de 170 mil euros (poco más de 4 millones de pesos mexicanos o casi 200 mil dólares) pagados a madres subrogadas para gestar a sus más de dos decenas de herederos.
Los hombres llevan como segundo nombre el de su padre, Galip; las niñas, como segundo nombre el de Fadime. El vientre de alquiler es legal y permitido en Georgia, donde viven.
Con ellos trabajan 16 niñeras que se alternan las 24 horas del día para cuidar a los niños. Algunas profesoras los ayudan con la estimulación apropiada para cada etapa de desarrollo. La joven madre dedica buena parte de su tiempo a organizar la rutina de los niños, los días libres de las niñeras, las visitas al doctor y también el menú para los más pequeños.
De niñeras a guardaespaldas
El servicio de las asistentes profesionales le cuesta a la pareja 96 mil dólares al año. Además, la madre confiesa que gastan en la semana cerca de 5 mil euros aproximadamente (120 mil pesos mexicanos) en el consumo de los niños.
Habitualmente en su blog puede verse cuando les llegan las encomiendas con ropa para las guaguas, la que es marcada y asignada a cada menor. También es frecuente ver cuando arriban los juguetes que son de uso comunitario para todos los niños Osturk. La última semana se pudo apreciar a los más pequeños gozando con carros de supermercado y juguetes como maletines de doctor, escobas y teléfonos para el "juego de vida real".
En el día a día los niños están separados en grupos por edad con 4 ó 5 niños en cada uno. Además en su horario, alternan tiempos de juegos libres, y actividades dirigidas por monitoras y profesoras que mezclan movimientos, música y también juegos didácticos. Al menos una vez al día salen a pasear por la costanera de Batumi, a orillas del Mar Negro, en el que puede verse un contingente de niñeras, coches dobles y guardaespaldas.
Enamorados a primera vista
Kristina conoció a Galip cuando ella visitó Batumi, Georgia, en su primer viaje al extranjero. La joven, quien ya era la madre de Victoria, admite que se enamoró de Galip de inmediato. Apenas llevaba un día en la ciudad cuando quedó flechada. A él lo describe como su "mentor, guía y el príncipe de un cuento de hadas, todo en uno".
Galip asegura que también fue amor a primera vista. "Es tan fácil estar con ella, siempre tiene una sonrisa en los labios y, al mismo tiempo, es tímida y misteriosa", dijo. "Ella era el tipo de esposa que siempre quise para mí, un diamante en bruto a través del cual pude mirar su corazón puro y bondadoso".
"He soñado con esto desde la infancia. Mi esposo también soñaba con tener una familia grande y feliz. Entonces, después de que nos conocimos, comenzamos a poner nuestro sueño en acción", señala la joven.
"A las personas que no están de acuerdo con mis decisiones, les digo que no tengan tantos hijos si no los quieren, esa es su elección. No usen la subrogación si no quieren, esa es su elección. Pero esta es nuestra vida y es nuestra elección", sostiene Kristina.
El primer bebé que la pareja tuvo a través de un vientre de alquiler fue un niño llamado Mustafa Galip, nacido en marzo del año pasado. Lo siguen tres niñitas: Mariam, Ayrin y Alisa, y luego el resto. En la familia hay un par de trillizos, aunque lamentablemente una de las trillizas ha tenido que estar siempre cerca del hospital porque requiere más cuidados.
Pese a las críticas que recibe, Kristina insiste en que sus hijos están felices y bien cuidados, y que este es un asunto que solo concierne a su familia. En las redes sociales, se muestran a los niños felices y estimulados, creciendo sanos y despiertos.
Cómo funciona el vientre de alquiler
"Toda la comunicación se realiza a través de la clínica. Nosotros solo monitoreamos indicadores de salud. Establezco un régimen alimenticio para que la comida de las madres sea completa y miro los resultados de las pruebas", señala Kristina.
La clínica elige únicamente a mujeres jóvenes que ya hayan tenido un embarazo. También verifica que las mujeres no tengan malos hábitos o adicciones. Las madres sustitutas reciben asesoramiento psicológico para asegurarse de que estén preparadas para entregar al bebé cuando nazca.
Kristina dijo que, independientemente de lo que piense una madre sustituta antes del nacimiento, a menudo es difícil entregar a un hijo. La pareja ya se topó con una madre sustituta que quería quedarse con el niño, dijo. Sin embargo, debido a que los bebés son genéticamente de ellos, la madre por alquiler no tenía derechos y tuvo que renunciar a él.
Georgia ha permitido la subrogación desde 1997, siempre que la pareja involucrada sea heterosexual y esté casada. El niño que nace pasa automáticamente a las personas que proporcionaron el material genético para la concepción, de acuerdo con la ley.