
Romeo Santos dice que todavía debe cumplir la misión antes de hacer un balance final del 2021. Sin embargo, dejó un avance que refleja el difícil año que tuvo en términos personales y los costos artísticos que ha debido enfrentar no sólo esta temporada, sino los que se arrastran a lo largo de su carrera.
Este es su confesionario. Honesto y franco, como pocos lo hacen en el mundo de la música.

"Este año para mí fue entre altas y bajas. Hubo lágrimas de alegría, y otras de tristeza. Perdí parientes y amistades que nunca imaginé que se marcharían tan sanos y relativamente jóvenes. Presencié traiciones de personas que juraron jamás fallarme. Me sentí impotente, y hasta cuestioné mi propio juicio por haber confiado en ellos", partió el cantante norteamericano con su dura enumeración de hechos.
Luego prosiguió su análisis: "La única fortaleza en momentos de aflicción fue mi familia, y la música que sirvió de distracción. Comprobé que los héroes pueden ser tildados de villano, dependiendo de quién relata el cuento. Que a veces cuando extiendes tus manos, fácilmente te quieren arrancan el brazo. Y para algunos, los favores son valorados hasta que te pidan uno que no se puede hacer. Es ahí cuando la gratitud y la memoria se les empiezan a oxidar".

El poder del silencio
En su declaración, a través de las redes sociales, Romeo Santos reprocha la conducta de algunos que sintió cercanos. "Aprendí que, irónicamente, teniendo tantas razones y pruebas para cambiar la percepción errónea que tienen algunos sobre mi persona, preferí guardar silencio. Me doy cuenta que estoy madurando, y he llegado a comprender que el silencio te da poder y prosperidad. Y que el tiempo se encargará de mostrar la verdad, y desmentir falacias".
Inmediatamente después, su autoanálisis también es crítico. "A mis 40 años me conozco mejor que nunca, con mis defectos y también mis virtudes. Soy poco social, pero poseo un gran corazón. Puedo ser rencoroso, pero nunca malagradecido. No tendré el mejor léxico, pero sí tengo palabra. En ocasiones puedo ser egoísta, pero siempre soy sincero. Soy competitivo, pero jamás envidioso. Amo la música, pero rechazo la fama".
Santos cierra su intervención, pero afirma que no es la definitiva. "Prefiero ser honesto que diplomático. Pero en este negocio ficticio ¿quién es real absolutamente siempre? Es una pregunta retórica. Concluyo admitiendo que me siento top 5 de los mejores artistas de mi generación. Sin embargo, a veces percibo que soy el campeón subestimado. Por suerte solo quiero quedar bien con mis Romeístas, no con la farándula. Mi resolución de Año Nuevo por ahora me lo voy a reservar. Pero, lo compartiré a finales del año que viene cuando cumpla la misión".






