Las fotografías que Tamara Falcó (41) ha publicado de sus días de vacaciones en los idílicos parajes de Bali (Indonesia) no han pasado inadvertidas para sus miles de seguidores en las cuentas de redes sociales.
Falcó y su prometido, Iñigo Onieva (33), eligieron Bali en Semana Santa para descansar y despejarse un poco del ajetreo de la futura boda, en una escapada que aprovecharon para concurrir a templos budistas, recorrer las calles en motocicleta y pasar el tiempo y ver los atardeceres a orillas del mar.
Las apasionadas y románticas vacaciones que la socialité española pasa con su novio y futuro esposo han dado motivos para que quienes siguen las aventuras de la hija Isabel Preysler cuestionen duramente los principios católicos que Falcó ha desperdigado a lo largo de sus entrevistas.
"Muy bonito, pero tú tan católica cómo eres, ¿por qué no haces la semana santa? Imagino que en las playas de Bali, no sacan a los santos de procesión", es uno de los comentarios que le espetan a la española. "Como buena cristiana viviendo la semana santa", ironiza otro seguidor en la cuenta de Instagram de la celebridad.
Otros la cuestionan por su exposición. "Se supone, creo yo, que ser católica implica ser sencilla, humilde y poco dado a la manifestación de riqueza. Yo creo que todo el mundo puede hacer y pensar como quiere, pero a veces hay que llevar una vida más reservada y discreta. Pero claro, hay gente que es cristiana y católica pero no quiere dejar el elitismo".
Las fotografías que publicó Falcó también dieron pábulo para que no solo la criticaran por sus conductas durante Semana Santa, sino que también para otros tópicos morales. "Veo una cama de matrimonio sin estar casada...hablas mucho pero no predicas con el ejemplo...y tu vas de conservadora... venga ya!", le posteó un seguidor. "Luna de miel antes de la boda", escribió otro comentarista. "¿Qué vais a dejar para el viaje una vez casados?", se preguntó otro en el feed, con un poco más de humor.
La marquesa de Griñón y el empresario se casarán el próximo 8 de julio en la capilla del Rincón, ubicada al interior del palacio del siglo XIX que el fallecido Carlos Falcó le dejó en herencia a la empresaria.