El príncipe Harry estará en la coronación de su padre, el Rey Carlos III, el próximo 6 de mayo en la Abadía de Westminster, un lugar que no le trae buenos recuerdos y que el duque de Sussex ha dicho públicamente que detesta.

Fue en ese lugar donde en septiembre de 1997 se realizó el funeral de la princesa Diana de Gales y en donde a Harry, con solo 12 años, le tocó protagonizar la insensible caminata detrás del féretro de su madre junto con su hermano William, quien tenía 15, su padre, su tío Charles Spencer y su abuelo, el príncipe Felipe de Edimburgo.

El pequeño Harry observa el féretro de su madre.

Harry ha dicho explícitamente que odia la Abadía. Lo dejó en claro cuando se refirió al matrimonio de su hermano William en el libro Spare: "Me asomé a la ventana: la abadía de Westminster. Se me revolvió el estómago, como siempre. ¡Qué mejor lugar para casarse que el mismo sitio donde se celebró el funeral de tu madre!".

Luego agregó: "Entramos con paso vacilante, hombro con hombro. Éramos soldados, hombres hechos y derechos, pero avanzábamos con el mismo andar incierto e infantil que cuando íbamos detrás del féretro de nuestra madre. ¿Por qué nos obligaron a hacer eso los mayores?".

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Más tarde, cuando detalla la boda, Harry dice que "Kate era la pareja ideal para mi hermano y yo me alegraba por ellos, pero debajo de aquel techo tan detestable, no puede evitar pensar que aquello era otra despedida. Ya nunca más iba a ser Willy y solo yo". En otra descripción de la Abadía, explicó que "aquel edificio rezumaba muerte por todas partes y no me refiero solo a los recuerdos del funeral de mi madre. Estábamos rodeados por más de tres mil cuerpos enterrados debajo de sus bancos y encajonados en los muros".

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Harry confirmó su presencia en la coronación, aunque lo hará sin su esposa, Meghan Markle, quien permanecerá en California.

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