Archie Harrison tenía un año y medio cuando sus padres, Meghan y Harry, se fueron del Reino Unido en el llamado Megxit. Regresó un año y medio después para ver a su bisabuela, la Reina Isabel II, justo el día que celebraba 70 años en el trono. Y cuando entró a verla en el castillo de Windsor, ensayó una poco coordinada reverencia que dejó encantada a la monarca.
Uno de los capítulos más férreamente blindados por la realeza fue la visita de los duques de Sussex a la Reina en junio pasado. Cuando Meghan y Harry quisieron fotografiar a sus hijos con su bisabuela, Isabel II les dijo que no. De la reunión solo se ha sabido por trascendidos que emanan de ambos lados.
Harry contó que la anciana monarca se rio mucho cuando Archie intentaba coordinar la reverencia. Y que quedó encantada con la pequeña Lilibet, a quien conoció en ese momento y que le causaba especial ternura porque lleva ese nombre por el apodo familiar que tenía la Reina cuando era niña.
Archie nació en mayo de 2019 en el Hospital privado de Portland, en Londres. Los Sussex rompieron la tradición de posar con el bebé en las afueras del hospital, pero sí atendieron a los medios en el Castillo de Windsor. "Estoy muy emocionado de anunciar que Meghan y yo tuvimos un bebé esta mañana, un bebé muy saludable", dijo Harry.
El duque bromeó: "No he estado en muchos nacimientos. Este es definitivamente mi primer nacimiento, fue asombroso, absolutamente increíble. Estoy increíblemente orgulloso de mi esposa. Y como dirían todos los padres y madres, el bebé es absolutamente asombroso".
En otra ruptura con las tradiciones reales, la pareja mantuvo en secreto los detalles sobre el nacimiento de Archie y lo confirmó con una publicación en la cuenta de Instagram de Sussex Royal que decía: "¡Es un niño!".