La Reina Isabel II hizo que la sala donde se realizó la cumbre de Sandringham fuera revisada por completo por temor a que los detalles se filtraran a la prensa.
La Reina presidió la reunión con Carlos, William y Harry en enero de 2020 para discutir los detalles del retiro de los duques de Sussex como integrantes activos de la realeza y su mudanza a Norteamérica. La famosa cumbre de Sandringham vino después del anuncio público de Meghan y Harry de renunciar como miembros de la realeza, antes de contárselo a su familia.
El autor real Robert Jobson escribe en el libro Our King cómo a la Reina Isabel II le preocupaba que su conversación pudiera ser grabada en secreto y filtrada a la prensa. Ordenó que la biblioteca de Sandringham fuera "limpiada" en busca de micrófonos o cualquier elemento sospechoso.

Jobson también reveló que la Reina Isabel II decidió la exclusión de Meghan de la reunión a través de un enlace de video por temor a que la conexión fuera interceptada. La esposa de Harry estaba en Canadá en ese momento.
"Hubo una sugerencia de que Meghan debería unirse a Carlos, William y Harry a través de un enlace de video desde Canadá, pero la Reina dictaminó que su asistencia 'no era necesaria' porque Harry la representaría", publicó el autor.
"También se consideró que una videoconferencia no sería segura porque Carlos y William no podrían saber si la reunión podría haber sido grabada o si Meghan tenía a alguien más escuchando mientras hablaban", agregó.