El capítulo de la última semana de febrero de la serie South Park logró descomponer a Meghan Markle con una sátira acerca de las actividades de los duques de Sussex que los deja como inconsecuentes y tontos.
Si bien los Sussex descartaron ejercer acciones legales contra los creadores de la serie, Trey Parker y Matt Stone, sí quedaron molestos y preocupados acerca de las repercusiones que el capítulo pueda tener en la imagen y reputación de la pareja.
La historia del príncipe de Canadá y su esposa, que llegan a vivir a un nuevo lugar deseosos de tener una vida privada, fue representada por caricaturas similares a los duques de Sussex. No había cómo perderse de saber a quién estaban parodiando.
Humor negro contra los Sussex
La primera ironía viene en la recreación del funeral de la Reina Isabel II. Meghan no aparece en los tiros de cámara por estar tapada por una vela, algo que realmente ocurrió en la capilla de San Jorge en Windsor. Más que afectada por la muerte de la Reina, la símil de Meghan se ve molesta por no aparecer en televisión.
En South Park, el príncipe pelirrojo escribe un libro llamado Waaagh, como burla de Spare. Uno de los personajes comenta: "Tienen un jet enorme estacionado frente a mi casa y siguen insistiendo que compre su libro".
En otro momento del programa, se habla de las habilidades del personaje que emula a Meghan y se habla de "fingir ser abogada", por el papel que tuvo en la serie de Netflix Suits que la catapultó a la fama. Ademés, la catalogaron como "víctima permanente".
Los alter ego de los Sussex también asisten a entrevistas televisivas similares a las de Oprah Winfrey y la cadena ITV donde muestran enormes letreros que dicen "Queremos nuestra privacidad" y "dejen de mirarnos". Ante las primeras preguntas del entrevistador, abandonan el programa.
También ironizaron con la mudanza de Harry y Meghan a Estados Unidos. En una escena donde las caricaturas miran Los Ángeles desde una colina, Meghan comenta: "Si nos mudáramos aquí, la gente pensará que realmente queremos ser normales".
Otro momento en el que buscar reírse de Meghan es cuando parodian las portadas de revistas en donde apareció la duquesa de Sussex, como Vogue, The Cut y GQ. La idea es mostrar la inconsecuencia de exigir privacidad y, al mismo tiempo, aparecer colgada en todos los kioskos.