La presencia de varias heridas que revelan que sufre onicofagia, el término técnico que reciben quienes se comen sus uñas, volvió a dejar en evidencia que el rey Felipe VI (55) sigue sin poder superar, después de varios años, esta manifestación muy ligada a varias razones de carácter nervioso.
El rey español ya ha llamado la atención por el pésimo aspecto de sus manos, cuyas heridas intenta disimular con apósitos o vendajes menores, los mismos que varios veces los fotógrafos han podido captar en sus extremidades.
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Las lesiones, que son fruto de la onicofagia, entendido como el hábito compulsivo de comerse las uñas, demuestra que los altos grados de estrés y tensión a los que está sometido el padre de las princesas Sofía y Leonor le están pasando la cuenta. De acuerdo a Look, el caso del Rey se ha repetido en otras instancias en las que su carga laboral es alta.
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Durante una pasada visita a Barcelona, Felipe VI, quien lleva casado 18 años con la reina Letizia, mostró sus manos y los medios españoles las calificaron como “impresentables”, debido al evidente enrojecimiento en la zona de sus uñas y lo muy cortas que lucen las estructuras que se localizan en las regiones distales de los dedos.
De acuerdo a ABC, el mal hábito de morderse las uñas es causado por estrés, enfrentar situaciones que causan ansiedad, timidez o miedo. El mismo medio, según explicó la psicóloga Lidia Asensi, asegura que las consecuencias de no acabar con el hábito se pueden encontrar en tres niveles distintos.
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El primero es a nivel físico, producto del sangrado y desfiguración de los dedos. La segunda consecuencia es a nivel emocional, ya que puede generar una situación difícil de controlar. La tercera afecta a nivel social, debido a lo poco atractivo de presentar las uñas mordidas, lo que termina por afectar la imagen de la persona que mantiene el hábito.