Desde que Mike Tindall (44) se inscribió para participar en el reality show I'm celebrity... Get me out of Here, todo lo que diga o haga el esposo de Zara Tindall (41), hija de la princesa Ana y nieta de la reina Isabel II, es un llamado de atención para la familia real.
El ex seleccionado nacional de rugby y campeón mundial con Inglaterra es un ser carismático y altamente simpático, sin embargo en la familia real su participación siempre es observada bajo lupa, sobre todo después que fuera parte del reality y comentara más de una anécdota vivida en el palacio de Buckingham, lo que no cayó muy al interior de la realeza.
Durante un programa por streaming en que Mike y Zara Tindall estaban invitados con el objeto de promocionar un evento ecuestre, la conversación se orientó hacia ciertas fechas especiales de la pareja. Una de ellas fue la obtención de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 de Zara en una competencia de equitación.
Pero luego, cuando hubo que reordar otras fechas más personales e íntimas de la pareja, Mike cometió el peor de los errores frente a Zara.
"En 2012 te casaste con una leyenda", le dijo Mike a Zara para amenizar la charla y recordarle que él ostentaba un título mundial de rugby jugando por Inglaterra.
Zara se quedó sorprendida, esperando la corrección de Mike. Pero cuando vio que nunca llegó, debió interrumpir. "¿Quién dijo eso?... ¿No nos casamos en 2011?", preguntó irónicamente la segunda y única hija mujer de la princesa Ana.
Mike quedó estupefacto y solo atinó a reír. "No, lo siento, sí lo hicimos (en 2011), mierda", expresó el esposo, completamemte avergonzado y con cuenta de protección, al borde del knock out.
Rápidamente, fue la propia Zara quien se cambió de tema, y volvió al deporte, diciendo que para ella había sido muy triste alejarse de la equitación competitiva, pero que sabía que sus obligaciones familiares eran más importantes.
En tanto, "el soplón de la realeza" optó por escuchar atentamente a su mujer e intervenir lo menos posible. Ya el golpe había sido muy duro, como para arriesgarse a recibir otro quizás más fuerte.